Hace cuatro años que crucé frontera ilegalmente. Yo necesité dejar porque yo tuve problemas con las pandillas peligrosos de mi pueblo en México. Un noche, tuvo que correr porque las pandillas miraba para mi todo el día. Conocí un coyote que ayudó un amigo un día y guió por el desierto. Lo más peligroso del el viaje fue el calor y triste. El desierto puede ser implacable si usted no está preparado. Por suerte, mi coyote lo supe y preparó. Finalmente, llegamos a los Estados Unidos y nos reunimos con mi amigo que ayudó en el proceso de buscar asilo. Ahora, soy un ciudadano de los Estados Unidos y estoy muy feliz.